jueves, 29 de diciembre de 2005

Paulino Rodrígues: “Critico al presidente en el canal oficial”.

“Se puede decir que no hay nada”, confía el periodista y politólogo sobre las versiones que hablan de su ingreso como conductor al noticiero de Telefe. Mientras tanto, bastante trabajo tiene como columnista de “Desayuno”, por Canal 7 y con sus dos programas en Rivadavia, AM 630: “Sexta Edición” (lunes a viernes de 17 a 19) y “El Tobogán” (sábados de 7 a 10).

“Héctor Larrea siempre me decía: Un minuto es noticia. Un minuto diez, está de más. Dos minutos no va, y tres minutos ya embola. Esa es la escuela ‘Rapidísimo’”




“Empecé en una AM local en Las Flores –recuerda Paulino Rodrígues-. Ya en Buenos Aires hice televisión por cable y radio en la FM Lomense, de Lomas de Zamora. Como era presidente del centro de estudiantes de mi secundario, en 1993 entré en una convocatoria que hizo Canal 9 para “La generación del 2000”, con Guillermo Andino. Además, a los 14 años me acredité para cubrir las sesiones del Congreso Nacional”.
Sin embargo, su vida podría haber transitado por otros carriles. “En mi ciudad participaba en la selección de cuanto deporte había. También tocaba el trombón en la banda infanto juvenil de la ciudad”. A principios de los ’90 los técnicos del club Lanús lo vieron jugar y se lo llevan para las inferiores del “granate”. “Llegué hasta la tercera división, a pesar de ser más joven. Atajaba bien. No pude debutar en primera por poco. Mis compañeros eran Coyette, el Caño Ibagaza, los Manara, Juan Serrizuela, varios chicos que triunfaron”.
-Te iba bien en varios frentes. ¿Por qué elegiste el periodismo?
-Para algunas cosas se nace. Me gustaba, a pesar de que era muy tímido. Tal vez el clic se me dio en el ’93, cuando junto con otros chicos, fuimos los invitados a la mesa de Mirtha Legrand. Además, me iba muy bien en la FM. Me juntaba mi publicidad y vivía de eso. Estudié Ciencias Políticas (me recibí en 1998), entré en el diario La Razón (el de Spadone, anterior al gratuito) en 1996 y me quedé dos años. No paré.
-¿Cuándo entraste a Rivadavia?
-En 2001, al “Rapidísimo” de Héctor Larrea. Y desde 2004 conduzco mis dos programas: El Tobogán y Sexta Edición.
-Tenés aire en la radio y la TV, hablando de política. Está instalada la idea de que en la radio hay más libertad de opinión. ¿Es así?
-Me limita el tiempo. En la tele todo es más rápido y breve. Tanto en Rivadavia como en Canal 7 puedo opinar lo que me parece. También es cierto, que “Desayuno” es una producción independiente, cuyo conductor es alguien con el prestigio y la trayectoria de Victor Hugo Morales.
-Que tiene “espalda” para sostener lo que digan sus columnistas.
-Pero que también queda claro que no se va a jugar la carrera por una opinión. Así y todo, le agradezco que nos dé la libertad de que yo, por ejemplo, me de el lujo de cuestionar al propio presidente de la Nación en un canal oficial.
-En Rivadavia tus horarios son bien diferentes.
-Sí, la mañana del sábado y la vuelta son muy distintas. Pero los encaro casi igual. “El Tobogán” tiene el ritmo de un programa de lunes a viernes a esa hora. Marcamos la diferencia con el resto en la velocidad, la agilidad y el dinamismo. En ese sentido no podrías distinguirlo de uno de un martes, por ejemplo, salvo por el hecho de que nos permitimos algunas licencias propias del día, como debatir un tema con mis colaboradores. Esto es porque vengo de la “Escuela Larrea – Rapidísimo”.
-¿Cómo es eso?
-Héctor siempre decía: Un minuto es noticia. Un minuto diez, está de más. Dos minutos no va, y tres minutos ya embola. En virtud de eso puedo meter nueve entrevistas en tres horas, pasar música y cumplir con la tanda, los compromisos comerciales, y con todos los colaboradores. O los sábados, escuchar a sesenta oyentes.
-¿Con quiénes competís?
-Contra mí. No tengo competidores. Después del “partido” me tengo que ir satisfecho con lo que hice. Me cuesta lograrlo, porque soy exigente. Siempre creo que lo puedo hacer mejor. Porque sé que siguiendo ese camino voy a lograr instalar un producto. En ese sentido vamos por el buen camino.
-¿Muy bien, entonces, a quiénes les peleás los oyentes?
-A todos. Chiche Gelblung y Jorge Guinzburg son indiscutibles en lo suyo. También Mirtha Legrand y Barone con sus estilos. De ellos me diferencio en la velocidad, en el análisis rápido, el equipo, la actualidad y la edad. Tener veintinueve años representa manejar un lenguaje que a la gente le llega un poco más, sin caer en lo berreta. Repito: no soy el show Chiche, ni el humor Guinzburg, ni la historia de vida de Mirtha. En mi programa manda la noticia del día. No tengo un rival directo en el análisis político. Además, le doy mucho espacio al interior. Todos en Capital se identifican con alguna ciudad de las provincias. Es importante que durante un mes el hospital de niños de Córdoba no tuvo agua. Por eso leo no menos de veinticinco diarios del interior por día.
-¿Quiénes son tus referentes en los medios?
-Larrea, el número uno. Me encanta cómo Victor Hugo conjuga noticia e intelectualidad. Y me interesan Rolando Hanglin y Daniel López. Aprecio la opinión de Nelson Castro y la pluma de Morales Solá.
-¿Y en la política?
-No tengo militancia. Un referente pudo ser Oscar Alende, que nació y murió en la misma casa.

Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica

Buenos Aires, Argentina

29
de diciembre de 2005

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