miércoles, 27 de marzo de 2002

Clara Mariño: "La gente está harta de que le indiquen lo que tiene que pensar"

Su “coquiper” de “Nunca es tarde” (Continental, AM 590, lunes a viernes de 17 a 19), Mario Mactas la define así: “...es suave de maneras, rica en ideas y contactos de gran valor, independiente y trabaja sin adjetivos que no hacen falta y con un notable sentido del ritmo, las pausas, los puntos”. Lo primero que llama la atención de Clara Mariño es su calidez. Nunca se la verá exaltada ni apurada y cuando habla transmite tranquilidad. Elementos que la distinguen en la renovada y competitiva tarde radial. “La idea del programa -define- es la de que hay una nueva Argentina que está naciendo. A partir de allí las voces y los pensamientos deben apuntar a cómo se construirá y no a cómo se terminará de destruir a la anterior o señalar a los culpables. Es decir: soluciones y no acusaciones. Por lo demás trataremos de no convencer al oyente de nada y de manejarnos con información rigurosa y transparente. Con el tiempo se incorporará más espectáculo y tenemos al equipo de Víctor Hugo Morales, que nos da una mano en deportes”.
-¿Un programa reflexivo no va a contramano?
-Sí, se escucha mucho: “que se vayan todos” o “haga patria mate un político o un banquero”. Aunque a veces nos cueste ir contra la corriente sabemos que hay muchos que piensan que hay una salida. Y nuestro deber para crear un país distinto pasa por ponerle racionalidad a la excitación de la gente. Hay que darse cuenta de que, por ejemplo, si se echa a patadas a la Corte Suprema sin respetar los pasos jurídicos, la que venga estará condicionada al poder político.
-¿La gente está predispuesta a pensar o está cómoda con su ira?
-Está cómoda. Pero llega un momento en que necesita pensar. Lo cierto es que está mucho más abierta a nuevas ideas y estructuras que los políticos y los periodistas. A ellos apunta el programa.
-Es decir que no buscan al público por edad o nivel socioeconómico.
-Exacto. El target está determinado por la actitud del oyente. Un error de los periodistas argentinos es que hablamos de la gente y nos postulamos como sus representantes. Eso es de una soberbia fenomenal.
-¿Entonces el rating no implica adhesión?
-Significa que esa audiencia te escucha. No que opina como vos. La gente está harta de que le indiquen lo que tiene que pensar.
-En su horario se incorporaron Mariano Grondona (La Red) y Magdalena (Mitre), está Chiche Gelblung (Diez)...
-La tarde está muy competitiva. Debe ser por una cuestión de márketing. Ahora se busca publicidad en un horario en el que no había.
-¿Hay anunciantes todavía?
(Se ríe)-Si antes había cinco, ahora hay seis. Ese tema no escapa a la crisis general. Los medios participan dramáticamente del derrumbe del país. Yo estaba en América hasta hace poco, y en noviembre y diciembre se quedaron sin móviles. Me tenía que informar por Crónica TV. Y hablamos de una radio de primer nivel.
-¿Qué diferencias encontró en Continental?
-Aunque aquí paso más tiempo, son las dos emisoras en las que siempre quise trabajar. Por el clima y la gente. En eso son iguales. De Continental me sorprende la enorme cantidad de oyentes que tiene en el interior del país. Es impresionante su llegada. Y es de las preferidas por los argentinos en el exterior.
-Ahora pasa por una etapa de contricción. Con menos figuras y menos personal. ¿Esto pasará en todas las radios?
-Algunas tomaron figuras. Pero esto les pasa a todos. Yo tengo un programa de cable y siempre sabía que, para todo el año, tendría el auspicio de dos bancos y dos automotices. Hoy es impensable. Dentro del desastre, en Continental se eligió jerarquizar la marca de la emisora a través de la información. Y como hablábamos antes, se trata de captar al oyente que quiere construir. Los grandes temas serán controlar a la seguridad social para que dinero llegue a quien debe y que la educación dé igualdad de oportunidades a todos.
-¿Y en el rating, cómo van?
-Está tercera, cómoda. Y la tendencia, después de una año y pico de dudas, es a subir. Sobre todo nos va bien en los segmentos que le interesan a la radio. Haciendo la salvedad de que el rating se mide llamando a trescientas o cuatrocientas personas. Sólo marca tendencias.
-¿Le tocó el “corralito”?
-Sí, me agarraron. Y este es peor que el de Cavallo. Porque ahora pesificaron los ahorros, no los podés sacar y ves cómo se va devaluando el fruto de tu trabajo honesto.
-Y el daño que dejará en la sociedad va más allá de lo económico.
-Sí, porque destruyeron uno de los valores básicos de una economía capitalista sana: el ahorro. Esto es brutal. Y no te recuperás en toda tu vida.
-¿Qué es lo que más le preocupa del país?
-¿Te parece que en Argentina haya quien que se muere de hambre y los españoles tengan que hacer colectas para nosotros el mismo año en que tuvimos una cosecha récord? Puedo entender que haya gente que no tenga acceso a la última heladera o a la licuadora. Pero si no tienen tierra para cultivar y comer, no tenemos perdón. Los pobres tamberos tiraban la leche el año pasado porque les pagaban medio centavo el litro... Esto va más allá del FMI o de la política. Marca una incapacidad crónica. Hace poco me invitaron a Londres y di una recorrida por los barrios humildes. Todas las casas tienen su pequeña huerta. ¿Por qué no se hace aquí? ¿Por qué no se le da tierras a la gente que está hacinada? Es un misterio.
-Esas tierras tendrían que sacárselas a alguien que seguramente aportó dinero para la campaña del que debería hacerlo.
-Es un círculo vicioso promovido por un estado mafioso y bandido. Pero se está creando otra Argentina. Tal vez no la vea nuestra generación.
-Usted aconseja a los directivos de la emisora sobre incorporaciones. ¿Cuál es el perfil para estar en Continental?
-Depende siempre de lo económico. Pero se busca que la radio sea independiente, que no haya insultos ni mal lenguaje y esto vale también para los mensajes de oyentes que salen al aire. Estéticamente la emisora debe ser responsable y respetuosa. Después, ideológicamente no hay restricciones porque sería antiperiodístico.
-Para el cierre: ¿A quién disfruta en radio y quién falta frente al micrófono?
-Fuera del periodismo: Alejandro Dolina y Bobby Flores. Y me gustaría escuchar a Antonio Gasalla y a Alfredo Casero.


Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora, Diario Crónica
Buenos Aires, Argentina
Marzo de 2002

lunes, 4 de marzo de 2002

Luis Majul: "En el mundo la tendencia es la de no informar más".

A las 7 de la mañana Luis Majul le pide perdón a un entrevistado por su disfonía y la sensación es que no llegará al cierre de “La Cornisa” (Radio Show, lunes a viernes de 6 a 9) con una voz audible. Sin embargo, de a poco fue “calentando la garganta”, terminó con solvencia el envío y encara la charla en el bar de Ideas del Sur, donde está la radio, como si nada. “Se mezcló que ayer estuve en televisión hasta tarde con el problema de los aire acondicionados”, justifica.
-¿Te afecta la realidad tanto como el clima?
-Cada tanto, sí. No soy como esos médicos del corazón a los que no les entra ni una bala. A veces me canso o me abruma. Pero también tengo esperanzas de que la Argentina saldrá adelante.
-En tu programa de radio la información tiene poco espacio en comparación con tus competidores de la primera mañana.
-En el mundo la tendencia es la de no informar más. Hasta los ´70 u ´80 la información promovía el conocimiento y la sabiduría de la gente. Hoy genera ruido. Por eso hay más impacto que información y golpe mediático que comprensión. Hace poco estuve en Tokio, veía lo que pasaba en la Argentina por CNN y entraba en pánico. Creía que estaban incendiando mi casa. No era tan así. Por eso digo que los medios no son catedrales de la verdad y termino mis programas recomendándole a la gente que no crea todo lo que escucha, lee o ve. El periodismo es un negocio, después de todo.
-¿Por eso le das más relieve al comentario y la opinión en radio?
-No bajo línea. Debe haber entre sesenta y setenta noticias nuevas por día. De las importantes, que te cambian la vida, no más de diez. Las das todas pero te parás en algunas. Por ejemplo: no puede ser que un funcionario enloquezca a la gente diciendo primero que pagarán sueldos estatales en cuotas y luego retractándose. O si hay un paro docente, ponerme en el lugar de todas las partes. Y también puede ser en juntar la plata para que operen a Felipe, que la terminaron poniendo entre Tinelli, la selección nacional de fútbol y los oyentes de “La Cornisa”. El formato de radio me permite hablar con 20 oyentes en cinco minutos. Eso es muy rico.
-En TV tu lenguaje es el opuesto: más impacto y pocas conclusiones.
-Son lenguajes distintos. No voy a la radio a hacer tele y viceversa. Tienen distintos niveles de reflexión, y el máximo se da al escribir libros. Acá hasta podemos darnos el lujo de poner música y justificarla y debemos ser los que más audios con declaraciones cortamos y ponemos al aire. Por eso nos va tan bien con las mediciones: terminamos y empezamos el año primeros.
-Ahora bajaron pero siempre están entre los tres primeros, con el Chavo Fucks en Rock and Pop y Ari Paluch en la Metro .
-Sí. Fijate que compito de igual a igual con tipos que hace siete años que están en la frecuencia.
-¿Cuál es tu audiencia?
-Somos multitarget. Nos escucha la gente de alto poder adquisitivo, los estudiantes y muchas mujeres. Podría decir que nuestro segmento va desde los de más de veinte a los de menos de cuarenta. Y eso que no se mide en el interior. Porque ahí la radio debe ir primera. Debe tener que ver con Marcelo (Tinelli, dueño de la radio). Porque para lograr, como él, treinta puntos de rating, te tienen que ver en Palermo Chico, Calamuchita y en Lomas de Zamora.
-¿Cómo te juega estar en una radio vinculada al entretenimiento?
-Es cierto eso. Pero Marcelo sabe tanto de radio y TV que me debo haber reunido con él cuatro veces y saqué un montón de consejos que me sirvieron. Todos.
-¿Por ejemplo?
-”Apuntá para este lado y vas a ver que te aumenta la audiencia”. O “fijate el rebote que tuvo esto que dijiste, concentrate en eso”. Siempre tiene razón. Hugo Ferrer, productor general de Ideas del Sur, también me ayuda. A veces vengo con una historia muy política y él me propone: “En la revista Gente está la polémica de si los argentinos las prefieren inocentes como Julieta Prandi o hot y lanzadas como Pampita”. Tenía mis dudas pero acepté porque la gente también necesita distenderse. Ese tema fue un boom y nos mataron a llamados. Pero también se enganchan cuando analizás que, por ejemplo, de acuerdo con una encuesta, la mitad de la gente cree que al país no lo puede gobernar nadie.
-El programa tiene producción independiente. ¿Cuánto se cayeron tus ingresos con respecto al año pasado?
-Que “La Cornisa Producciones” es una de las mejores productoras del país lo prueba que, a pesar de que estamos con la convocatoria de América TV, que todavía Canal 7 nos debe más de un año y que las “Historias verdaderas” tienen un costo tan alto que recién en el tercer capítulo la empatamos, todavía seguimos creciendo y apostando. Hay poca publicidad pero la tenemos toda (sonríe). Ojo que no nos estamos haciendo ricos, estamos ajustándonos. Si la economía estuviese bien...
-¿Qué te dejó más dinero, los libros, la radio o la TV?
-Vendí muchos libros en una época en que la industria editorial florecía (N de la R: más de 700.000 ejemplares). Eso me sirvió para ponerle mi nombre a mi casa y mi auto sin que nadie me pregunte “cómo la hice”. Pero además, permitieron que me llamen para radio y TV con buenos contratos. Me considero un hombre de la gráfica. Alguien me dijo que me envidiaban porque me fue bien en radio, TV y gráfica. Y que la “pica” de Julio Ramos viene de que él publicó un montón de libros pero vendió pocos ejemplares. No sé si será así. Mi éxito verdadero sería laburar como lo hago y ganar como correspondería.
-¿Y el corralito no afectó la economía de la productora?
-Siii, claro. De la productora y mi vida personal. Nunca tuve ni un mango afuera.
-¿Cuándo dormís?
-Me levanto a las cuatro menos cuarto. Necesito tener ritmos muy marcados. Salgo del programa, llego a mi casa y almuerzo con mi hija Victoria (está por cumplir 5) seguramente metidos en la cama, que es una sana costumbre. Duermo una hora y media o dos y me levanto como si fuera un día nuevo. Mi terapeuta (hace terapia desde hace más de dos décadas) dice que tengo dos días en uno. Y eso se puede lograr si llevás una vida ordenada. Cuidándote el físico con deporte, yoga y alimentación. Tengo mucha energía y mi desafío es canalizarla en algo productivo.

Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires - Argentina
marzo de 2002