martes, 10 de octubre de 2000

Betty Elizalde: "El progreso nos vuelve autistas"

"Para mí, salir al aire es parecido a lo que hizo Charly García: un salto al vacío desde el séptimo piso". Esta es la particular visión de Betty Elizalde ("Siempre Betty", El Mundo, AM 1070, lunes a viernes de 14,00 a 17,00). Cada vez que puede afirma (y demuestra) que odia la cultura de videoclip y genera una suerte de oasis sonoro en la árida vorágine de la tarde. Hace menos de dos semanas se hizo cargo de la emisora un grupo liderado por Gustavo Yankelevich, pero ella no se quedará a ver los cambios. "Después de un año y medio de negociaciones se hizo cargo la nueva gerencia -relata-. Nadie vino a hablar con nosotros. Por lo pronto tengo contrato hasta fin de año".
-¿Y después?
-Me voy. Todavía no puedo decir a dónde. Me hubiese gustado quedarme, pero entre setiembre y noviembre se cierran las programaciones del año siguiente y, como acá iba a haber cambios, no podía arriesgarme a quedar sin aire. No puedo decir que cambié porque lo otro fuera mejor. Pero me voy a un lugar que quiero mucho con la que hace tiempo que venimos coqueteando.
-¿Esta nota es tu despedida de El Mundo, entonces?
-Casi es así. Ahora que la gente de Amalita Fortabat (los dueños anteriores) se fue lo puedo decir: espero poder seguir con el clima de libertad que viví en estos cuatro años.
-¿Seguirías en el mismo horario?
-Lo único que tengo definido es que a la mañana (de 6,00 a 13,00) no voy. Aunque es muy ponderado, ese horario se lo regalo a cualquiera.
-Es el de mayor audiencia.
-No soy tan hipócrita como para decir que no me importa la cantidad de oyentes. Pero, a esta altura del partido, privilegio la calidad de mi trabajo. Y a la mañana no soy yo. Apenas soy un elemento más que escucha: "Ahora va el móvil", "poné música", "va tanda" o "entrevistá a Elisa Carrió". Esa es un tipo de radio que escucho pero que no me gusta hacer. La hice, no me fue mal, pero me sentía trabajando muy formal.
-¿No hay arte a la mañana?
-No. Tampoco podría meterme en el periodismo político que ni entiendo ni me interesa.
-¿En qué sector del dial habrá que buscarte?
-No, pará (se ríe). Es una emisora de las más importantes. Como esta. Porque el Mundo sigue siendo impresionante pero se descuidó en lo tecnológico en los últimos años. Eso te impide tener llegada en un momento en que tenés que competir con las radios poderosas, como la Diez o Mitre. Que encima me sacaron el lugar en la repetidoras del interior porque nos iba bien.
-¿Cómo ves el panorama radial?
-Se dio una concentración muy grande en unas pocas y al resto se las escucha poco. Más que nada porque la diferencia tecnológica es muy grande. Las FM barriales tienen excelentes programas pero como su alcance es muy poco, la gente no los puede escuchar. Uno puede ser muy bueno pero si trabaja en la casa lo escucha sólo la familia. La concentración afecta al resto porque económicamente no se puede competir contra los poderosos.
-¿Se va a incrementar este proceso?
-No me parece. Se llegó a un límite y no hay tanto "queso" para repartir. De por sí las radios no son tan rendidoras. Se compensan económicamente con ingresos que generan en otro lado.
-¿Pero cuál es la tendencia en los ingresos?
-En este momento la radio asiste a una especie de renacimiento económico notabilísimo. Lo corroboran las agencias de publicidad. Me sorprendo con la cantidad de gente que quiere pautar en radio antes que en el cable, por ejemplo.
-¿Por qué?
-Los avisadores se empezaron a dar cuenta de que ponen fortunas en programas de TV que pueden llegar a los treinta puntos de rating. Pero nadie les garantiza que en el momento en que ellos invirtieron 50.000 dólares el segundo los televidentes no estén haciendo zapping. Con lo que les cuesta un sólo aviso pueden hacer campañas monstruosas en todos las radios durante todo el día.
-El problema es que es difícil medir la audiencia radial.
-Pero se sabe que en las casas se escucha mucho y además tenés los autos, los taxis, los comercios y el walkman. Me llama gente al programa y cuenta que están escuchando en el colectivo y llaman desde un teléfono celular.
-¿Nos estamos volviendo una especie de "nómades tecnológicos"?
-Mas bien autistas. El progreso trae sus incomodidades porque la gente se baja del coche con mil aparatitos encima. No creo que pase por el disfrute.
-¿Entonces?
-Pasa por la imposibilidad de estar en silencio. No lo soportamos. Necesitamos ruido todo el tiempo para no pensar. Hasta se sale a los boliches para no charlar con la gente.
-La estética de tu programa siempre va en contra de esto. ¿Por qué te escuchan?
-Siempre fue una intriga. Hasta tuve un programa que se llamaba "¿A mí por qué me escuchan?". Me asombra lo que la gente piensa de mí. De hecho, acepto con más facilidad las opiniones negativas. Las veo como más naturales. Cuando me elogian me pongo incómoda. Tal vez mi secreto sea que me sé poner en el lugar de la gente.
-¿A quiénes escuchás?
-Hago zapping para no quedar intelectualmente pegada a las opiniones de otro. Pero al que más escucho es a Nelson Castro. También "Bravo 1030" por su clima. Me encantaría poner a Roman Lejtman pero no entiendo las frecuencias de FM (tampoco las sé programar) y las terminé borrando todas. Por mi temperamento, y no por hacerme la pendeja, me identifico con lo chispeante y no con los grandes fiscales de la república que quieren decirme qué es la ética desde la radio. No me hagas nombrar a ninguno, no me hagas pelear.
-¿Quiénes te hacen reír?
-Nadie. No hay buen humor radial. Hay algunos en FM como Fabio Alberti. Me hace reír Pergolini, Di Natale o Lalo Mir. Prefiero la ironía y el sarcasmo antes que a los que dramatizan todo. Me encanta Fernando Peña, es amiguísimo mío el loco. Lo que la gente te acepta siempre es la autenticidad y él la tiene. ¿Quién le creería si dice: "Pobre mi papá que se fue al cielo"? El se ríe hasta de eso. El público te perdona todo menos la falsedad. Además sus personajes salen de adentro suyo. Milagritos es su parte bisexual y Palito es su parte de chico de la calle.
-¿Cómo ves el país?
-Cuando me enteré de la renuncia de Chacho Alvarez me puse a llorar. Tengo un poco de miedo al pensar cómo va a seguir la historia.
-¿Creés en Dios?
-Por las dudas lo respeto.

Gustavo Masutti Llach  
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires, Argentina
Octubre de 2000

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