lunes, 26 de abril de 1999

Localidades Agotadas: María Nuñez, Stella Maris Floris, Patricia Daniele y Gabriel Fresta.

En los sótanos de uno de los primeros "rascacielos" de Buenos Aires, el edificio Alas de Retiro, funcionaron alguna vez los estudios del viejo Canal 7. Hoy, en ese mismo lugar cargado de cierta mística, transmite su programación, desde hace más de un año, la pequeña y pujante FM Argentina, 93.9. Esta emisora fue la elegida hace cinco meses por María Nuñez, Stella Maris Floris y Gabriel Fresta, tres periodistas especializados en cine, y con una extensa trayectoria en medios gráficos, para el debut de "Localidades agotadas" (jueves, de 19,00 a 20,00, con la locución de Claudia Alvarez y una columna de TV a cargo de Patricia Daniele). "Se podría definir el programa como un magazine de espectáculos con una fuerte agenda", revela María. Y agrega: "Somos muy amigos y hacía rato que queríamos juntarnos para hacer radio. Nosotras dos venimos de trabajar mucho tiempo en gráfica y él (por Gabriel)es el único que tiene una fuerte experiencia radial (junto a Silvio Soldán y a Betty Elizalde, entre otros). La idea era ofrecerle a la gente opciones de salida. Recomendamos espectáculos y a veces nos 'enganchamos' con algún tema de actualidad, siempre relacionado con la cultura. O reportajes a actores o personajes de la cultura". "Tampoco nos quedamos en la agenda -agrega Gabriel-. Porque vamos a todos los estrenos de cine, casi todos los de teatro y recitales. Por eso podemos hacer un juicio de valor, que es fundamental para la gente a la hora de recomendar. Somos tres profesionales que hacemos las cosas bien porque nos gusta nuestro trabajo. La nuestra es una propuesta conocida en concepto pero diferente a todas las demás".
-¿Por qué la radio?
(M)-Porque a diferencia de la TV, la radio estimula la imaginación. Uno puede hacer un programa en chancletas y estar vendiendo romanticismo. Es mágico.
-¿Y por qué en FM Argentina?
(SM)-En principio porque tenemos que hacer nuestra propia producción. Tuvimos propuestas de Libertad y de Radio de la Ciudad. Pero no nos pusimos de acuerdo con los horarios ni con la música.
-¿Qué ventajas y desventajas encuentran al trabajar en una radio que no es de las líderes?
(G)-Tiene elementos a favor y en contra. En primer lugar, no recibimos ningún tipo de presión de la dirección sobre los temas que tocamos. Eso no tiene precio.
(M)-No obstante, por otra parte, la radio carece de la infraestructura de las grandes. Sería interesante tener un micrófono más o auriculares, por ejemplo. Pero tiene buena llegada.
(G)-Eso queda claro en la respuesta del público a nuestros concursos. Llaman de barrios muy espaciados desde el Norte hasta el Sur del conurbano.
(SM)-A veces surgen problemas técnicos en algún reportaje telefónico, pero la radio mejora día a día. Y se soluciona todo con mucha buena voluntad por parte de los que trabajan acá.
-Me imagino que se deben equiparar los costos para una producción independiente como la suya. Porque si bien es más difícil vender publicidad para una radio pequeña, el precio del espacio es más barato. ¿No?
(M)-Aclaremos que no estamos "hechos" económicamente con el programa ni por casualidad.
(G)-Como no sos de la DGI, no vamos a hablar de cifras, pero es así como decís. No te olvides que somos amigos y queríamos probar si podíamos trabajar juntos. Esto nos puede servir como trampolín para ir a una radio mayor. ¿Quién sabe? Sin embargo, estamos muy cómodos y contentos con la emisora.
(SM)-De alguna manera esto es como una experiencia piloto.
(M)-Trabajar por cuenta propia es un desafío. Porque como todo emprendimiento independiente en la Argentina, requiere de mucho esfuerzo y transpirar la camiseta. Pero a la vez es muy satisfactorio. Porque venís a la radio cargado de problemas y los dejás en la puerta del estudio.
(SM)-Es cierto, cada vez que se prende la luz y por fin "estamos en el aire" es como una terapia.
-¿Escuchan radio?
(SM)-Sí, básicamente AM: Continental, Del Plata y sobre todo, América. Me gustan mucho Alejandro Dolina y "Buenas razones" de Ignacio Riverol.
-Les cambio el tema. Ustedes se especializan en cine, ¿qué les pareció la gestión de Julio Maharbiz al frente del Incaa (Instituto Nacional del Cine)?
(SM)-Para mí no fue buena. A pesar de que reacondicionó el edificio, algo que me parece bien, pero ese dinero se podría haber destinado a créditos.
-El defiende su gestión mencionando que se filman más películas.
(M)-Pero no se pagan. O el crédito sale con la película estrenada. El sufre su falta de carisma pero algunas cosas rescato de su gestión. Como la remodelación del edificio o que una sala (Tita Merello) se dedique al cine argentino. Veremos qué pasa ahora que termina su gestión.
-¿Qué esperan de su sucesor?
(G)-Siempre hay esperanza, pero todavía no se sabe el nombre.
-¿La gestión dependerá de un nombre o de una política cultural?
(M)-Si se trata de una política cultural habría que mejorar. Pero me da miedo que se practique el "amiguismo".
(SM)-Yo pido que no pase como hace poco, que tuvimos tres directores en un año. Y que sea una persona del cine, con todos los pro y contras que tiene.
-¿Qué opinan de la medida de fuerza de los actores?
(M)-Me parece perfecto que desde el punto de vista gremial los actores hagan este reclamo, porque es cierto que hay pocos programas de ficción. Pero al mismo tiempo muchas veces ellos necesitan de la TV para promocionar sus propios productos. ¿Cuánto tiempo van a poder sostener esta medida sin que se les "caigan" sus películas y obras de teatro. Habrá que ver que pasa porque los dueños de los canales son poderosos. Me parece que tiene poca vida porque los medios trabajan muy estrechamente. A la larga o a la corta van a tener que empezar a tomar en cuenta las excepciones.
(G)-Creo que el boicot no apunta tanto a los talk-shows (como el de Susana Giménez) como a programas del tipo "Viva la diferencia", "Trip" o "La Biblia y el calefón" que se basan sólo en invitar actores sin pagarles cachet y el programa se sostiene en ellos.

Gustavo Masutti Lach
Revista Ahora- Diario Cronica
Buenos Aires - Argentina
Abril de 1999

domingo, 25 de abril de 1999

Carlos Giachetti: "En el Interior el folklore ocupa los horarios centrales".


El hombre se apasiona cuando habla de folklore. Muchos lo conocen como la cara de "Folclorísimo", el musical que conduce desde 1996 los domingos por ATC. Sin embargo, Carlos Giachetti (51) tiene una extensa carrera como conductor de radio. De hecho, explica el estar ternado para el Martín Fierro en el rubro "Mejor programa de música folklórica" por "Folclorísimo", (Radio Folclorísimo, AM 1410, lunes a viernes de 7,00 a 8,00 y sábados y domingos de 8,00 a 12,00), junto a "Voces de la Patria Grande", de Marcelo Simón y "Raíces", de Blanca Rébori, por "...mi trayectoria. Los mejores programas los hice en los inicios de mi carrera, pero nadie me conocía". Entre sus pergaminos figura haber transmitido 36 horas ininterrumpidas de folklore en el ´97 por Radio Municipal y la fundación de Radio Folclorísimo, en 1993, que aún dirige.
-¿Cómo se llega a ser propietario y director de una radio que transmite folklore las 24 horas?
-Es consecuencia de la falta de difusión y del maltrato que sufrimos los hombres que queremos hacer programas de folklore en todas las emisoras privadas.
-¿Por qué?
-Porque sus directivos no conocen del tema y consideran que tienen que ir en horarios marginales. Y no es así. A mucha gente le gusta: el consumo de folklore está segundo detrás de la bailanta y por sobre el rock y el tango.
-¿No será que no interesa por una cuestión de "target"? ¿El rock y la música melódica pertenecen a un nivel adquisitivo superior?
-Me parece que influyen los musicalizadores. Ellos son jóvenes y de Buenos Aires. Por lo tanto no conocen el fenómeno. Esto no pasa en el Interior, donde el folklore ocupa los horarios centrales. El artista de la zona quiere hacerse escuchar y va a la emisora que tiene más cerca. Por eso los directores y musicalizadores están más atentos.
-En Estados Unidos la música "folk" es una industria formidable. ¿Qué nos falta para llegar a esos niveles proporcionales de poderío económico?
-El folklore nacional es una industria porque de él viven músicos, autores y las compañías. Pero también es cultura. Por lo tanto, para ser una industria poderosa, el estado debe protegerla como en México, donde obligan a las emisoras a pasar un porcentaje de folklore en su programación. También en las escuelas. Los niños deben saber diferenciar un gato de una chacarera o un escondido. Y deben conocer su geografía y sus leyendas. Todos tenemos nuestras raíces y los hombres del folklore queremos defender y difundir precisamente eso.
-¿Sin el apoyo del Estado se podría lograr? El folklore ha demostrado que puede ser negocio.
-Es difícil. Serían intentos aislados y quizás no lleguemos al final de la historia: que todos tengan clara su identidad. Las escuelas están ahí, con sus maestras y lo único que hay que cambiar es una materia. Desgraciadamente el Estado está dejando de lado todo lo que no es rentable. En todas las épocas hubo líneas de pensamiento mundiales y hoy se impone el liberalismo a ultranza. Si el folklore no es negocio, no se lo apoya. Esto se cambia sólo con un viraje de mentalidad y de la mano de las decisiones políticas.
-Estamos en año electoral y la nueva "administración" no saldría de la Alianza o el Justicialismo. ¿Cuál de los dos estaría más dispuesto a apoyar al folklore?
-Ninguno de los dos apoyará nada porque están condicionados por el FMI que les impone políticas económicas recesivas. En eso son iguales. La política de los grandes centros de decisión necesitan del bipartidismo porque garantizan que no habrá cambio. Esto cambiará cuando una corriente de pensamiento entienda que nuestra verdad pasa por valores nacionales y populares. Por eso en mis programas hablo de la geografía. Porque los intereses económicos nos podrán cambiar la música o los gustos pero no se puede modificar al Río Paraná o al Aconcagua.
-¿Usted compite con Radio Nacional?
-Se dice que la contrapartida de ellos siempre fue "Folclorísimo". Yo no compito con nadie. A mi me gustaría que muchos hagan folklore para ponerme a descansar. Lo mío es un apostolado. Hay que sumar, sumar, sumar y sumar.
-¿Se siente un cruzado?
-No, lo hago con una felicidad tremenda. Y hay miles como yo, pero no somos comprendidos. Y quisiera que miles se sumen a la alegría que provoca escuchar que se le canta en nuestro idioma al árbol, el amor, al hombre o a la vida. Eso lo tengo todos los días cuando voy a la radio. Con esta crisis económica que viene, creo que vamos a andar mejor los hombres que estamos ligados a la tierra. Porque se van acabando los espejitos de colores. Y el "pobrerío" tiene más tiempo para pensar. Esta es la línea de pensamiento que se fortalece y hablábamos antes.
-¿Cómo se ve esto en su emisora?
-Mi radio es un mosaico. Yo vendo los espacios pensando en lo regional. Hay un programa dándole su lugar a cada región. Los hay culturales y musicales. De quienes les gusta lo moderno y lo tradicional. Pero tienen que tener una idea afín con lo que estamos hablando. No hay política deportes ni otro tipo de cosas. Es porque estamos cansados de que en las radios en las que se emiten esos temas no nos den un lugar. Bueno, acá no lo tienen ellos.
-¿Cómo le va en el rating?
-Bien. Yo conozco los seis pilares para ganar audiencia: Música, noticias, política, deportes, espectáculos y los policiales. Pero yo soy ortodoxo con el folklore y no voy a transar. Los políticos usaron el folklore siempre. Cada vez que vienen las elecciones se acercan para comprar espacios ofreciendo mucho más de lo que me pagan. Prefiero ganar menos pero darle el espacio a bajo precio a un santiagueño que ama a su tierra.
-¿Con estos parámetros, la radio es viable económicamente?
-Es difícil. Las discográficas no nos apoyan porque promocionamos a artistas poco conocidos. Recibo un trabajo de artista nuevo por día. Debo agudizar el ingenio y mi lucro es mucho menor. No hay subvenciones y tenemos algunas publicidades pequeñas. Mientras funcione, seguiremos. Si no... bueno, hicimos patria.

Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires - Argentina
25 de abril de 1999

domingo, 11 de abril de 1999

Alfredo Leuco: "Reconozco que subestimaba al periodismo radial"


A pesar de que Alfredo Leuco tiene un extenso currículum dentro de la prensa escrita (tiene tres libros publicados y trabajó en diarios y revistas), el público de "Bravo 1030" (Del Plata, lunes a viernes de 9.00 a 13.00) lo tiene identificado con la radio. Es que desde hace ya cinco años acompaña a Fernando Bravo en su tira con sus columnas y comentarios políticos e incluso llegó a reemplazarlo en la conducción durante sus vacaciones. Nos recibe con un humor excelente y su eterna tonada cordobesa
-Sos un hombre de la gráfica, ¿cómo te resultó el pasaje a la radio?
-Fue un gran desafío y una novedad. Empecé a trabajar en el ´77 en diarios y revistas y las técnicas del periodismo gráfico son distintas. Hay que ver qué es lo más importante, hacer una cabeza informativa, usar copetes, epígrafes y negritas. Me preguntaba cómo traducir eso al lenguaje radial. Me costó aprenderlo. Reconozco que subestimaba al periodismo radial. Pensaba: "te ponés frente al micrófono y sanateás un poco". Y no es así para nada. Mis primeros programas cuando me convocó Fernando fueron lamentables.
-¿Cómo te organizabas? -Preparaba como para escribir 70 lineas. Y después al aire eran dos o tres minutos y me sobraba o me faltaba material. De a poco y mirando a Fernando fui aprendiendo. El tiene 30 años de televisión y radio y un oficio impresionante. Es un gran creador de climas mágicos. Cuando no viene y lo reemplazo, me doy cuenta lo difícil que es pasar de una nota divertida a otra seria. Hoy puedo valorar un silencio, las inflexiones de voz y los efectos de sonido.
-Aprendiste a poner negritas en radio.
-Claro. En este medio, la forma de presentar la información es tan importante como el fondo.
-¿Te chocó lo efímero de lo que se dice en radio? -Eso es terrible. Se nota la fugacidad y genera angustia. Una de las maneras de contrarrestarla es la reiteración, que en gráfica está prohibido. Traté de combatir la fugacidad con la edición de "Le doy mi palabra", un libro que recopila mis 100 mejores columnas (llevo escritas más de 800). Las escribo todos los días a las cuatro de la mañana y tardo una hora y cuarto en preparar lo que al aire dura cinco minutos.
-¿Qué temas de tus columnas tuvieron mayor repercusión? -Se divide en dos. Aquellas en las que soy crítico del gobierno o en las que trato de definir al presidente Menem. Y la otra variante es la que llamo la "columna humana". Estas tienen que ver con temas cotidianos o de color. Por ejemplo cuando conté la historia de Margarita Barrientos, que tiene en el Bajo Flores un comedor para 300 pibes. A pulmón, rompiéndose el lomo y casi sin ninguna ayuda. Ese tipo de historias ayuda a que la gente se solidarice y te permite un respiro de la basura cotidiana de la información política y económica.
-Hace unos días Pergolini comentaba que "el panorama político se está poniendo divertido". ¿Compartís esa lectura? -(Sonríe) Siempre digo que "son muy buenos tiempos para no ser pobres". Hoy la línea de la pobreza pasa por si tenés trabajo o no. Que no quiere decir que seas rico. Es un buen momento para ser periodista por el debate intelectual que se plantea. En ese contexto es válido. Ahora, si sos pobre, estás más jodido que nunca. Por eso no comparto esa visión.
-¿Estos tiempos son los de mayor libertad de prensa? -Sí. Hasta hace seis meses lo era. En los últimos tiempos cambió porque se produjo una violenta concentración de medios en pocas manos. Eso recortó la libertad de prensa. Se incorporaron empresarios periodísticos de otros negocios y eso achica la libertad de prensa. El gobierno ha tensado la relación con los medios de comunicación amigos para evitar que haya noticieros y las noticias circulen. Hoy se está achicando y hay que estar alertas.
-¿Esto tiene que ver con que estamos en un año electoral? -Algunas cosas, como las presiones del gobierno, sí. Después se van a calmar. Otras no, porque tienen que ver con la estructura económica. Las concentraciones de medios llegaron para quedarse. Hay que aprender a convivir con esa nueva situación.
-Hablás de presiones del gobierno y vos sos crítico con él. Me imagino que las sufriste... -No, por suerte no. Jamás en cinco años de laburo se me acercó el director de la radio para que no hable de determinado tema. Y eso que en una empresa, sin llegar a la censura, se puede hablar con el editor y recibir sugerencias sobre ciertas cosas. Tengo entendido que todos los periodistas de Del Plata tienen la misma libertad.
-Vos trabajaste en gráfica en los ´70. Así que pasaste por la dictadura, donde sí había censura. -Es muy interesante ese tema. Yo durante esos años hice periodismo deportivo. Hasta el ´83 escribía sobre fútbol y basquet.
-¿Fue una elección tuya? -Sí, y absolutamente meditada. A mí me interesaba política e información general, pero el deporte también. Después de Malvinas vinieron de "política" a llamarme y acepté.
-¿Aquella decisión la tomaste por miedo? -(Hace una pausa) Sentía que no tenía posibilidades de trabajar en esa sección. Durante la dictadura, "política" tenía apenas cuatro páginas. Y deportes, veinte. Sobraban los periodistas políticos y era difícil hacerse un lugar. Pero por otro lado es verdad, yo había tenido militancia política y sindical en Córdoba e incluso me echaron de un diario por eso. Medio que me vine a Buenos Aires con perfil bajo y tratando de zafar de aquello. No quería meter "la cabeza en la boca del lobo". Preferí quedarme en deportes, que había más trabajo. Después me llamaron de la otra sección porque "de contrabando" siempre metía algo de política en mis comentarios deportivos.
-Sin embargo, no es una leyenda que no se podía criticar a Menotti. -No, hay documentos oficiales que lo prueban. Pero tuve suerte porque siendo menottista trabajé en Clarín, un diario menottista. No tuve ese conflicto. Al Flaco lo apoyaba desde todos los ángulos. Me gustaba su fútbol y políticamente. El tipo había firmado solicitadas a favor de los desaparecidos. Lo que pensaba coincidía con la ideología del diario.
-¿Hoy el periodismo es creíble? -Sí. Y aprovecho que las notas a periodistas son leídas por los colegas para pedirles que sean rigurosos y serios. Y diferencien bien información de opinión. Este romance de la gente con el periodismo debe mantenerse porque si nos equivocamos seguido, podemos dejar de estar primeros en las listas de credibilidad. Nos puede pasar como en los países desarrollados. Allá, para la gente, estamos a la altura de los vendedores de autos usados.
-Supongo que allá los jueces están primeros. -Es así, y nadie aquí le compraría un auto usado a un juez.


Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires, Argentina
11 de abril de 1999

martes, 6 de abril de 1999

Carlos Legnani: "No se explota el automovilismo en los medios"

"Ganó, ganó y ganó..." El grito a voz en cuello se hizo tan tradicional que hasta es conocido por gente que no pertenece al grupo de amantes del automovilismo. Y podría utilizarse para definir la carrera de Carlos Alberto Legnani. Es que su creación, "Campeones", (Rivadavia, Sábados de 8.00 a 13.00) y se ha convertido, según la encuestadora Ibope, en el programa deportivo con mayor audiencia de la radiofonía nacional. Además, tiene más del 85 por ciento de la audiencia "tuerca" y sus transmisiones, que compiten palmo a palmo con Radio Mitre por el primer puesto de la audiencia de la mañana de los sábados, se ha instalado desde hace más de una década entre los diez más escuchados de toda la AM. Este año, se sumó por El Mundo una tira de lunes a viernes de 20.00 a 21.00 y los sábados de 19.00 a 20.00. "Campeones ya tiene 35 años y es una empresa familiar y artesanal. Yo le pasé la posta del relato a mi hijo Jorge Luis, el desarrollo periodístico a Carlos y me quedé con la Dirección General. Supe dar el paso al costado en el momento justo. Nosotros salimos a vender la publicidad, hacemos las transmisiones y manejamos la empresa", comenta.
-¿En qué cambió la radio en estos 35 años?
-Antes vos trabajabas en una radio si llevabas publicidad. Te insertabas rápido en los equipos periodísticos. Si no, todo te costaba más y nunca te pagaban. Vendíamos avisos y nos daban un porcentaje. Hoy está todo mucho más profesionalizado y se incorporó mucha gente sin conocimiento en las distitas especialidades del deporte. Sólamente por tener cara bonita o dar bien en cámara. Hay muchos audaces.
-En este contexto, ¿cómo es su relación con Rivadavia?
-Compramos el espacio y nos hacemos cargo de toda la transmisión. Además tenemos flashes en la Oral Deportiva.
-¿Tienen que pagar derechos de transmisión en los autódromos?
-Unicamente para la Fórmula 1. Cuesta alrededor de 120.000 dólares por año y no lo hacemos porque es imposible amortizarlos para nosotros. Menos si ni se tiene a un piloto argentino corriendo ni un Gran Premio Nacional. Tenemos un enviado en Europa que hace móviles.
-¿Por qué el automovilismo tiene un perfil tan bajo?
-Por desconocimiento de quienes dirigen los medios. Fijate que es muy raro ver imágenes de automovilismo en un noticiero a menos que se trate de un accidente o de la Fórmula 1. Hay un mercado enorme sin explotar. Porque al automovilismo lo siguen la familia y los empresarios.
-¿Están abiertos a formar parte de un holding?
-Sí. Lo que queremos es hacer nuestro trabajo y progresar sin cambiar la línea de seriedad. Nunca dijimos una mala palabra ni usamos lunfardo. Revalorizamos el lenguaje, algo muy devaluado. Un medio de comunicación es transmisor de cultura y nosotros nos metemos en las casas sin que nos inviten. Tenemos la obligación de expresarnos con corrección.
-Usted es pampeano y tiene dos radios en su provincia.
-Así es. AM LU 33 Emisora Pampeana y en Santa Rosa, FM Power. Cubrimos La Pampa, Rio Negro, Neuquén, Chubut, San Luis, Córdoba, Mendoza y parte de Buenos Aires. Yo nací en Winifreda, un pueblito de 2.500 habitantes y allí están mis mejores amigos.
-¿Qué diferencia existe entre una emisora del Interior y las de Capital?
-Sobre todo la potencia y el alcance. Las radios porteñas se escuchan en todo el país y las del Interior no llegan a Buenos Aires. Además están en desventaja con respecto a la trascendencia, los costos, la envergadura, la capacidad operativa, todo esto producto de la diferencia en los ingresos económicos.
-¿Cuál es la linea de sus radios?
-Apunta a la ilusión del chico que se fue de su provincia muy temprano. La programación es similar a la de Rivadavia en el estilo porque la admiro mucho. Y, por supuesto, también va "Campeones" en dúplex, junto a 50 radios más del todo el Interior.
-¿Qué particularidades tiene el trabajo de relator de automovilismo?
-Que no ves todo el circuito desde la cabina. Tenés que manejarte con monitores de T.V. y puestos en cada una de las curvas con un movilero. Antes usábamos un avión, más puestos y en algún viaje al exterior tuve que transmitir desde una cabina de teléfonos con papelitos que me traían con las posiciones de los autos mientras yo "sanateaba" porque no vi la carrera. Tiene el encanto de tratar de hacerle imaginar al oyente todo lo que uno ve. Esto es lo que hizo grande al Turismo de Carretera y a la radio.
-¿El fanático "fierrero" es distinto del de fútbol?
-No en la pasión. Cada uno sigue a su marca preferida (El Boca-River es Ford-Chevrolet) con banderas y cantos. Pero no es agresivo y mucho menos, violento. Acá va toda la familia. Gracias a Dios.
-¿Tiene sueños pendientes en radio?
-No. El último era llegar a Rivadavia, porque siempre tuve que enfrentarla. Yo estoy en la radio top de la radiofonía.
-¿Entonces qué es lo que más orgullo le da a la hora de revisar su carrera?
-Haber seguido la campaña de Carlos Reutemann desde el inicio. Gracias a los autos recorrí el mundo. Fui la única persona del mundo que transmitió la primera carrera de F1 en Japón por radio. Son mojones importantes. Tuve la suerte de ser amigo de mi ídolo, Oscar Galvez y de Juan Manuel Fangio, un ejemplo de vida.
-¿Quién es el corredor más convocante en la actualidad?
-Juan María Traverso, excluyente. Y hay otros que se están consolidando. Esteban Tuero tendrá que hacer el aprendizaje a una nueva categoría (TC 2000). No por venir de la F1 se va a llevar a todos por delante.
-¿Escucha Radio?
-Sí, sigo a River. Siempre pongo a Walter Saavedra (el relator de Rivadavia). También la Oral Deportiva de Cherquis Bialo, que es muy moderna pero mantiene la mística de José María Muñoz.
-Por último, ¿Adrián Suar le pidió permiso para usar el nombre en su tira?
-Sí. El tiene alguna relación con mis hijos y nosotros se lo cedimos sin cargo porque es un hombre joven, talentoso y merece ser apoyado.
-Es imposible sacarle un peso, ¿no?
-(Se ríe)
Nooo, es un muy buen chico y se merece todo lo mejor.

Gustavo Masutti Llach
Revista Ahora - Diario Crónica
Buenos Aires, Argentina
Abril de 1999